“Es conmovedor el relato que Arnoldo hace de Irra, cuando acosado por el hambre, piensa vender su tiple o mejor cambiarlo por pan,
panela o por miserables cincuenta centavos de banano maduro. Entre tanto, para
mitigar sus escozores toma una ramita de hierbabuena, se la lleva a la boca y
empieza a masticarla, y con la ayuda giratoria de la lengua logra hacer una
pastica que segrega un sabor amargo. El hombre estaba desesperado; no sabe qué
hacer. El estómago está vacío y no aguanta más”
César E. Rivas Lara en su
obra” Tres grandes afrocolombianos, Editorial Lealón, Medellín 2018, p.148
“…volvió a entrar en la cocina y
escupió la blanca bolita que se había formado de la hierbabuena. Otra vez
observó el fogón apagado, diciendo que no había esperanza de comida por el
momento. El fogón le hablaba tristemente, pero convencido de la verdad. Ni leña
había donde la ponían. Y como la brisa soplaba, soplaba, la ceniza gris del
fogón apagado se esparcía por el suelo, y se adhería a la ropa lavada pendiente
del alambre. Los platos, boca abajo, y el vaso de aluminio, despachurrado,
vacío, le decía a Irra que no tenían nada que ofrecerle para comer…” Palacios, Arnoldo. Las
Estrellas son Negras. Bogotá. Editorial Revista colombiana, Ltda, 1971, p.38.
Citado por el viviente escritor chocoano César E. Rivas Lara en
su obra” Tres grandes afrocolombianos, Editorial Lealón, Medellín
2018, p. 149.
¿Podríamos
vivir sin literatura?, equivalente a sobrevivir en un mundo sin el
melodioso canto de las aves en primavera, en el cielo azul; sin el
colorido caleidoscópico de las fugaces y libres mariposas; sin la refrescante y
apacible brisa; sin la indefectible simbiosis generosa del sol, la lluvia, la
vegetación y la fauna. La respuesta es sí, pero, existir así sería privarse de
las esenciales facultades humanas de la sensibilidad y la sensatez, que
permiten un buen juicio crítico para comprender mejor la descripción y
recreación del entorno local, regional y global, que nos han legado nuestros
extintos e ilustres escritores – también los del presente – a través de
sus obras, para que nosotros, los de esta generación de docentes profesionales
en ejercicio, profesores en formación y/o estudiantes, después de
someterlas a un profundo pensamiento reflexivo( crítica literaria), emulemos
las normas concernientes al arte literario ( preceptiva literaria), referidas a
escribir y/o hablar de forma correcta y elegante(retórica); pues, son
precisamente los autores y sus obras las fuentes formales de donde nacen
los principios y técnicas de utilización del lenguaje , no solo con finalidad
comunicativa, sino persuasiva o estética
Pero no para quedarnos solamente en el saber, sino para que
trascendamos más allá de la función representativa del lenguaje - objeto
principal de la lingüística y de la comunicación- , avanzando de la
descripción simple y real del mundo y de lo que sucede en él a una actitud activista contextual ,
pertinente y propositiva de soluciones a problemas familiares y/o sociales,
como el de Irra, su familia y su entorno, - el mismo nuestro aún-
que permitan un desempeño competente, competitivo, y que nos deje soñar
con una mejor sociedad para nosotros y para la posteridad.
La educación se realiza por medio de la comunicación, no existe
ninguna acción pedagógica que no sea transmitida por medio de los procesos
comunicativos. Por todo ello se justifican,
dentro del proyecto de aula, todos los actos como el de" Corrección del lenguaje con
amor" y este edificante Centro literario, protagonizados por las
estudiantes del P.F.C y del bachillerato, con la orientación especial de la
profesora Zenaida y el apoyo del colectivo de comunicación, como de la directiva.

